Seguimos con nuestra serie de post sobre todo lo que dio de sí la Jornada Abierta de la Red EOL del pasado 29 de septiembre.
En esta ocasión comentamos algunas claves de la ponencia de David Rodríguez Arias, del Profesor Titular del Departamento de Filosofía I de la Universidad de Granada y subdirector de la Unidad de Excelencia Científica FiloLab-UGR.
La intervención de David se tituló «Fin de vida y trasplantes: beneficios mutuos y tensiones» y tuvo lugar en la mesa redonda de la tarde relacionada con «Aspectos psico-sociales de la atención al final de la vida».
David partió de un planteamiento ético: ¿Cómo se pueden conjugar los intereses del paciente que se encuentra al final de la vida y que podría ser donante de órganos con los intereses de los potenciales receptores?
Las prácticas al final de la vida pueden interferir en la donación, bien favoreciendo la extracción de los órganos y el trasplante exitoso o bien obstaculizándolo.
En los primeros momentos de su exposición, David explicó que existe un contexto de escasez de donación de órganos: son muchos más las personas en espera de recibir un trasplante que los donantes.
En ese contexto, las prácticas al final de la vida pueden interferir en la donación, bien favoreciendo la extracción de los órganos y el trasplante exitoso o bien obstaculizándolo. Para ello es preciso reflexionar sobre cómo adaptar las prácticas para que puedan compatibilizarse los objetivos del cuidado al final de la vida con los de la donación.
Las salvaguardas tradicionales, como el hecho de hablar de donación de órganos una vez que el paciente ha fallecido, se han ido abandonando sin generar alarma social. En cambio, han aparecido otro tipo de salvaguardas que están en discusión como la administración de heparina, la ECMO modificada o la ventilación mecánica a efectos de donación de órganos.
La información, el consentimiento y la transparencia son valores que deben de preservarse en todo el proceso.
Por último, reflexionó sobre cuál es el papel que juega la eutanasia en la donación de órganos. Aunque es un fenómeno relativamente nuevo en nuestro país, la tendencia es que vaya en alza, por lo que es preciso adaptar la donación también a esta práctica.
Finalizó su ponencia destacando que, independientemente de las prácticas que se puedan llevar a cabo en el cuidado al final de la vida y en la donación, la información, el consentimiento y la transparencia son valores que deben de preservarse en todo el proceso.
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